Reservoir Dogs (o la fragmentación de la narración cinematográfica)
Por: José Luis Pozo Fajarnés
Reservoir Dogs no es la primera película de Quentin Tarantino, pues había realizado otros productos antes, aunque solo salieron al mercado tras su consolidación como el cineasta que hoy es. Pero Reservoir Dogs se considera su ópera prima. La película fue una auténtica sorpresa para público y crítica cuando pudo verse en 1992 y el lanzamiento de Tarantino al elenco de los grandes directores fue casi instantáneo. La pregunta fundamental puede formularse así: qué es lo que hizo Tarantino para que una película con acción tan mermada les guste a los que adoran la acción, sobre todo, considerando que también les gusta a los que adoran las buenas historias y a los enamorados de la música hecha para el cine. La respuesta es que tiene una trama muy bien trazada, en base a un guión escrito con una perfección muy pocas veces conseguida en los últimos tiempos, y que el montaje hace que la acción, pese a ser tan mermada, consiga un ritmo trepidante. Para conseguir esto último Tarantino hizo un montaje como nadie antes había hecho. Tarantino rompió la película. No hizo flash back, sino mucho más. Nos preparó un rompecabezas que tenía que ser visto sin pestañear para que al final, todo cobrara sentido. En los primeros años del cinematógrafo, los rusos habían hecho algo parecido con sus películas. Dziga Vértov en eso de romper la película para hacerla más efectista fue un mago, pero esa forma de montaje no prosperó al hacerse el cine sonoro. El diálogo necesitaba imágenes con continuidad y el montaje de Vertov sucumbió ante al montaje orgánico de Griffith, el cual se adaptó perfectamente al sonoro. Tarantino siguiendo la estela de los rusos volvió a romper la película pero con una nueva metodología que atendía al discurso, y lo hizo como si fuera un diseccionador de vacuno argentino. Cortó la película por donde se puede cortar, de manera que todos los fragmentos que separa, y pone delante o detrás en un baile a veces embriagador, tienen un sentido completo. Lo consigue porque no rompe, con la disección, el discurso expresado en el guión. Con esta nueva técnica de montaje narrativo, este cineasta ha fundado una nueva escuela, pues deudores de la misma son los filmes de Alejandro González Iñárritu (Amores perros, 21 gramos y Babel), de Tommy Lee Jones (Los tres entierros de Melquíades Estrada) o de Tomas Alfredson (El topo). Los tres necesitaban de guionistas que elaboraran guiones con posibilidades de ser diseccionados. Los dos primeros lo consiguieron por la pluma de Guillermo Arriaga, el último con Bridget O'Connor y Peter Straughan. Tarantino es de esta película, como de todas las que ha hecho después, guionista y director, el único responsable del producto final.
El reconocimiento de la película fue generalizado y ello supuso una gran cantidad de premios y menciones que no merece la pena señalar aquí. Si debemos apuntar que Reservoir Dogs supuso el salto al estrellato de los actores Tim Roth y Steve Buscemi. Incluso del malogrado Chris Penn que, pese a haber trabajado en otros filmes, sería éste el que hizo que se conociera su buen hacer actoral que le ponía, al menos, a la altura de su hermano Sean. Y no debemos olvidar las importantes colaboraciones de dos autenticas glorias cinematográficas, Harvey Keitel y Michael Madsen, los cuales acababan de tener otro gran éxito juntos, ya que habían trabajado el año anterior en otra película inolvidable, la facturada por Ridley Scott, Thelma y Louise.
El disco que se hizo tras el estreno de Reservoir Dogs fue una de las primeras bandas sonoras en incluir el uso de fragmentos de diálogo de la película (un antecedente importante es el de la banda sonora de Blade Runner, también del realizador R. Scott, con fragmentos de dialogo del personaje protagonista Deckard, aunque no fue muy anterior pues este disco saldría a la luz no en 1982, cuando se estreno, sino en el mismo año de la de Tarantino). En el disco de Reservoir Dogs se recogen las canciones que suenan en el filme y que son éxitos de los años 60, 70 y 80. Canciones que están sonando a través en otro de los protagonistas de la película: “La estación de radio K-Billy y el Supersonido de los 70". No deja de hacerse presente, al rememorar la película, el momento en que el Señor Rubio (Michael Madsen) comete el acto más atroz de todos y que es una de las escenas más brillante, pese a lo terrible, de toda la película. El desarrollo de la escena se plantea a ritmo de la canción Stuck in the Middle With You.
De entre toda la interesante amalgama de ideas que Tarantino maneja en esta película quiero hacer mención tan solo de una de ellas, de la idea de solidaridad. La he elegido dado que al hilar fino en el análisis, se descubre que el nobel realizador la está ejercitando a lo largo de todo el filme pero sin percatarse de que cumple una función primordial en la trama. Luis Carlos Martín Jiménez dice, en un importante artículo sobre cine publicado en la revista digital “El Catoblepas”, que las películas se ponen más interesantes cuando el director plasma alguna idea filosófica sin tener muy clara su definición y sus mecanismos. De manera que esa idea no aparece representada con claridad pero sin embargo es esencial para que lo que nos cuentan tenga sentido. Tarantino nos cuenta muchas cosas interesantes en el filme, pero algunas de las más importantes son las que tratan de la bondad de los hombres malos, de la lealtad que se muestran entre sí, de sus principios morales. Estos principios morales (o si se quiere, estos valores, pues hoy este término parece anegar a todos los demás términos morales) son los que hacen que el Señor Blanco, el personaje de Keitel no quiera abandonar por un momento al Señor Naranja, el personaje de Roth. No deja de cuidarlo, de preocuparse por él, de defenderlo. Como todos recordarán el Señor Naranja es el que tras el atraco ha quedado herido en el vientre. Las normas de su particular moral los acercan de tal manera que hacen que se ayuden y respeten entre sí. Estos mecanismos que los unen son los mecanismos de la solidaridad. Unos de estos mecanismos, que la solidaridad comporta, uno de los más aparentes, es el que procura estas potencias, estas fuerzas unificadoras, que se dan en este grupo de bandidos y asesinos (la solidaridad es ese mecanismo que hace que los grupos de individuos, muy diferentes todos ellos entre sí, se unan; como sucede, por ejemplo con los seguidores de un equipo de futbol, que en el campo son solidarios entre ellos, pese a no conocerse de nada). La solidaridad les hace formar un grupo que está soldado como una piña. Los malvados están soldados fuertemente dado que tienen un enemigo que va a por ellos, la policía (el mecanismo es el mismo, siguiendo el ejemplo anterior, del que une a los seguidores de un equipo de futbol cuando van a ver a su equipo, que el enemigo a insultar es el que anima al equipo contrincante, los que están situados en la grada de enfrente). Ese es el mecanismo que hace que la solidaridad funcione: tener un enemigo común, o un proyecto común. La solidaridad se muestra en esos lazos que vemos entre grupos, sean de soldados, de bandidos o de familiares. Este mecanismo lo vemos en el filme de forma explícita no solo cuando atendemos al Señor Blanco, que está unido solidariamente al Señor Naranja, sino que es el mecanismo que une a toda la banda de ladrones y que se unen para defenderse de la policía, incluso para conseguir el fin propuesto, el robo de las joyas. Tarantino nos muestra en este magnífico film, sin representarla directamente, el mecanismo de la solidaridad. No de la solidaridad imposible tan mentada en las escuelas y la televisión, que nadie suele entender ni compartir: cómo va a solidarizarse, a ponerse en el lugar del otro (el otro puede ser un inmigrante que está desfalleciendo de hambre y de frío, tirado en una playa de Cádiz o de Ceuta), alguien que está gozando de un buen cocido sentado en la mesa de su casa, al calor de la lumbre, o del radiador. Reservoir Dogs es interesante en este sentido, al hacernos pensar en el mecanismo de la solidaridad. Aunque también, como otros han tenido en cuenta al comentar la película, hace que consideremos otras perspectivas distintas a ésta de la solidaridad en la consideración de la acción humana. Y es que, en este aspecto, Reservoir Dogs es una película también muy rica. Así pues, aparte de la cuestión de la solidaridad que hemos incidido en este artículo, se pueden considerar otros muchos problemas relativos a la ética. Desde que empieza hasta el final, el guión está confrontando problemas morales. La primera conversación entre los miembros del grupo de ladrones, cuando están desayunando, no tiene, desde esta perspectiva, desperdicio. Pero de ella ya hay muchas páginas escritas, por lo que con lo que hasta aquí hemos apuntado nos parece suficiente, y solo nos queda volver a expresar el contento y la admiración por un filme que tiene todo lo que le pedimos a las mejores obras de arte, que de pie a la interpretación, al comentario ético. Que dé pie a hacer a partir de ella algo que suele gustar hacer a casi todos –aunque no consideren que es eso lo que están haciendo-, a hacer filosofía.