Uno no para de sorprenderse en la vida en general y mucho menos en el entorno musical. A estas alturas de la batalla y con el fin de relanzarse como banda de estudio también, Def Leppard deciden sacar su disco homónimo. Nunca es tarde, si la dicha es buena. En este caso así debe de ser, si nos atenemos solo al historial. Diez álbumes le preceden a su onceavo lanzamiento y tras un espacio de siete años inactivos en este sentido, vuelve la brigada del rock a la carga.
La receta sigue siendo la de siempre, una capacidad inmensa de sacar hits como si habláramos de lo más natural del mundo. Comienzan con energía, echando mano de su single “Lets go”, y continúan con ese groovy rítmico que posee “Man Enough”, dejan hueco para sus himnos de la vieja escuela como “Sea of Love” y se muestran pretenciosos con un cierre de bella factura y que lleva el sello de sus clásicos de siempre “Blind Faith”. Pero la cosa no acaba aquí y tampoco falta otro hit instantáneo como “Dangerous” o la acústica “Battle Of My Own”. Hay sitio para todo.
Def Leppard son atemporales y lo siguen demostrando con sus nuevos temas. Sin lugar a dudas, un regalo para toda esa larga fila de seguidores que copan sus actuaciones siempre que vienen a visitarnos. Def Leppard han vuelto y que no nos falten.