Michael Monroe lleva unos años triunfando en solitario con sus potentes lanzamientos y sobretodo su espectacular puesta en escena. El secreto de su éxito aparte de su inigualable carisma y espíritu de lucha, reside en su capacidad de rodearse siempre de músicos de primera fila que cuadran milimétricamente con sus ideas y proyectos.
La banda lanza este otoño su nuevo redondo titulado “Blackout States”. El rubio finés sigue fiel al estilo que está desarrollando, manteniendo cuidado especial por la melodía e incorporando en esta ocasión un aire mucho más punk al nuevo álbum. La banda parece completamente asentada después de andar bailando uno de los slot de guitarrista por donde pasaron el excéntrico Ginger de The Wildhearts o el histriónico Dregen de Backyard Babies, quedando reservado ya para Rich Jones conocido por haber tocado en formaciones como el proyecto en solitario de Ginger Wildheart o los veloces The Black Halos. El resto se completa con un seguro a los parches como es Karl Rockfist quien tocara para Glenn Danzig, el compañero de batallas y escudero principal de Michael Monroe, Sami Yaffa con quien compartió tiempo tan valioso como el que disfrutaron en Hanoi Rocks o Demolition 23 y finalmente pero no menos importante, en el otro mástil de guitarra ni más ni menos que el genial y robusto Steve Conte curtido en mil batallas, aparte de su paso por New York Dolls.
Con el bagaje de dos exitosos álbumes como fueron “Horns and Halos” y “Sensory Overdrive” las expectativas estaban puestas en lo más alto. El redondo comienza con toda una declaración de intenciones “This ain’t No Love Song” mostrando su lado más macarra y su primer single “Old King’s Road” donde confluyen el punk y el hard rock melódico de manera realmente acertada. El disco alterna temas más duros como “The Bastard’s Bash”, “R.L.F.”, “Dead Hearts On Denmark Street” donde sacan su lado más gamberro sin desatender la calidad instrumental en todo momento, con cortes donde el ritmo se relaja para ensalzar la melodía como “Goin’ Down With The Ship” de magistrales coros, o “Keep Your Eye On You” donde se atreven incluso a flirtear de refilón con Aerosmith sin renunciar a su sello propio. Otro tema de bella factura a resaltar es “Good Old Bad Days”.
Da la sensación que todo lo que lleve el precinto de Michael Monroe es sinónimo de rock con mayúsculas. Parecía difícil mantener el ritmo que traían y lejos de amilanarse, suenan incluso más compactos y compenetrados que nunca. Michael Monroe y sus huestes están de vuelta para dar caña al personal.