STAR WARS. La saga cinematográfica por excelencia. Por: José Luis Pozo Fajarnés

 

Casi desde que tengo uso de razón ha estado presente, pululando en mi derredor, “La guerra de las galaxias”. Como no va a ser así si la primera película de la saga se estrenó hace casi cuarenta años. ¡Cómo pasa el tiempo!
Algunos consideran que todas las películas de la saga de “La guerra de las galaxias” pueden catalogarse como “esas que hay que ver comiendo palomitas”, y que hay que ver además rodeado de un montón de público, entre los que también están los que van al cine como si fueran al fútbol, o sea, esos que no saben estar callados. Sin embargo, como pasa con otras de las grandes construcciones cinematográficas “La guerra de las galaxias” ha trascendido el cine y se ha convertido en un fenómeno que va mucho más allá. 
Los padres del magno proyecto, empezando por George Lucas, es seguro que tenían en mente la elaboración de un producto que les reportara beneficios económicos, pero el éxito conseguido generó que se dieran unos efectos insospechados para ellos. En primer lugar, el fruto económico se ha multiplicado, haciendo que muchos otros se beneficien del producto. Paralelamente, a lo largo de los años la influencia de este producto cinematográfico ha cumplido la función que la mayor parte de las obras humanas consiguen y que no es otra que poner un grano de arena, o varios, en el orden necesario para la vida humana. Y, por último, debemos pensar además que “La guerra de las galaxias” seguirá siendo, en el futuro próximo al menos, un instrumento que se tendrá en cuenta para seguir siendo un gran negocio y como un medio de entretenimiento/educación de masas. 
De todos los que podemos considerar artífices de la saga, George Lucas es el principal. Lucas ha sido el creador de los guiones de todas las películas, pese a que en ello haya tenido la colaboración de otros autores. Además, la idea primigenia fue solo suya. Y Lucas también ha dirigido todos los filmes, menos las entregas segunda y tercera. Podemos conocer la génesis de la primera película si vemos el famoso documental de 2004 Empire of Dreams: The Story of Star Wars Trilogy. Allí podemos leer que influyó, en su idea de guerra galáctica,  tanto la leyenda del rey Arturo, como los muchos comics que había leído de Flash Gordon. Y del ámbito cinematográfico, le influyeron sobre todo las películas de aventuras que había visto de joven, aunque la que parece que tuvo más relevancia fue la, también saga, de “El planeta de los simios”
El primer ciclo de la saga es el que se ha llevado a la pantalla más tarde. Está conformado por los episodios I, II y III, y facturados entre 1999 y 2005. Este ciclo cuenta la caída de la República Galáctica y la ascensión del Emperador. El Imperio Galáctico se consigue tras distintas maniobras del futuro Emperador, aunque su estrategia está marcada por que parezca que las maniobras son emprendidas por algunos comerciantes que no estaban de acuerdo con el gobierno de la República. La dinámica histórica, al igual que la terminología política de esta saga podría considerarse las mismas del Imperio Romano, salvo en que el gobierno de la República es una Democracia al estilo de la que podríamos pensar en una futura coalición que derivara del gobierno de una nueva “Unidad de las Naciones”. La Democracia es lo que se “pone en valor” (así se expresa ahora todo lo que es beneficioso para los seres humanos en el ámbito socio-político), la Democracia es lo que trae la justicia frente al beneficio del Imperio. En la democracia todos son iguales mientras que el imperio marca la diferencia de Uno frente a todos los demás. La forma de gobierno que se derroca es la que representa el Bien, la forma de gobierno que triunfa es el “Mal”. La dicotomía bien/mal de los últimos filmes de la saga se circunscribe a lo socio/político más que a lo filosófico de los tres primeros.


El protagonista máximo de la última trilogía de la saga, primera en el desarrollo temporal que se nos muestra, es Anakin Skywalker. Un designio divino parece que lo ha elegido como mesías para que haga que el mal desaparezca del mundo conocido. El Dios que decide no se define nunca en ninguna de las seis películas, pero las referencias a los “corpúsculos materiales” (los midiclorianos, que aparecen en el análisis de sangre que le efectúa su maestro Jedi), la “Fuerza” omnipresente en todas las entregas, y otros datos relevantes, hacen que pensemos en una suerte de religión que parece referirse a un Dios-todo, al estilo de muchas propuestas pseudo-filosóficas o religiosas, como las de algunos presocráticos como Jenófanes o Anaxágoras, o como las de la denominada también filosofía oriental, pero también como el monismo de ciertas propuestas científicas, caso del monismo propuesto por Ernesto Haeckel o la nueva expresión del mito de Gaia por la antidarwinista Lynn Margulis. Pero Skywalker se transforma en Darth Vader, se vuelve el ser mas malvado de la Galaxia, sin menosprecio de su amo, el Emperador. Su maestro Obi-wan Kenobi será el auténtico “bueno” de esta segunda entrega de la saga. Obi-wan será el que más malvados matará y el que conforma con su discípulo-enemigo y con la Reina Padmé Amidala un trío amoroso, aunque solo latente, y que si hubiera tomado forma quizá podría haber sido todavía más interesante para la historia. Aunque, de haberse dado la confrontación amorosa, la perspectiva religiosa de los caballeros Jedi -columna vertebral de esta primera parte- no podría haberse sostenido. Hubiera sido quizá demasiado recargado que ambos hubieran roto sus “votos de castidad”.
El segundo ciclo aunque primero en producción, y que se desarrolla en los episodios IV, V y VI, los cuales se filmaron entre 1977 y 1983-  relata el triunfo de los dos hijos de Anakin -Luke y Leia- y como éstos consiguen la liberación de la galaxia. El hijo hace que la profecía, que señalaba a Anakin como el que iba a derrotar al “mal”, se cumpla. En este primer ciclo el bien y el mal están representados sobre todo en individuos, solo implícitamente se puede concluir que el Imperio es el mal y los rebeldes representan el bien. Esto es así porque Lucas está más preocupado por mostrar lo que se entiende mejor, lo que está en el inconsciente colectivo de todos los potenciales clientes: Por un lado la descripción de los planetas que están bajo el yugo imperial son países en los que la diversidad racial es patente, como el Tatooine; o en los que la ecología es algo importante, caso del satélite Endor. Mientras que la descripción de las huestes del Emperador que habitan la Estrella de la muerte, parece referirse a la organización nacional-socialista o a la soviética. Con todo, la dicotomía bien/mal, como hemos referido más arriba no está expresada claramente en el ámbito de lo político sino que se expresa de forma diáfana en la psicología de los personajes. 
Por otra parte, en esta primera entrega el trío amoroso está mucho mejor definido y resuelto, ya que los dos varones tiene en mente su objeto amado. La decisión de pasar a una vida de castidad vendrá como solución al perdedor de los dos pretendientes, que no es otro Luke, el cual abandona a su amor platónico, o mejor definido como “cortes”, para dedicar su vida al bien y a llevar al lado bueno, al de la Fuerza, nuevamente a su padre Anakin
El hecho de que en los años setenta y primeros ochenta, la saga tuviera tanto éxito puede explicarse por razones múltiples, todas muy potentes. La que se me ocurre para la España de la época es de lo más aparente pues todos los jóvenes, y menos jóvenes, que vimos las películas en las salas de cine, teníamos frescos en la memoria personajes muy queridos y que eran héroes y modelos reconocidos. Quién no relacionaría en su subconsciente a Han Solo con El Capitán Trueno o El Jabato, a La Princesa Leia con Sigrid o Claudia, a Luke, con Crispín o a Chewaka con Taurus.
La épica de “La guerra de las galaxias” era una de las bazas para que la historia fuera un éxito. Que el éxito haya sido tan grande, que haya derivado en un fenómeno tan gigantesco, que tengamos que hablar de fenómeno social, que tengamos que compararlo a las grandes historias de todos los tiempos, o que incluso tengamos que hacer mención de su papel en orden social, es porque “La guerra de las galaxias” es una de las grandes construcciones humanas. La magnitud de su grandeza dependerá a partir de ahora de la continuación que se haga, pero sobre todo del trato que le den los “doxógrafos” en años futuros.

 

 


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